Detox Emocional. La Columna Izquierda
- Conchi Soler
- 26 ago 2016
- 4 Min. de lectura
El otro día estaba esperando en la consulta de mi ginecólogo, con el “Mi bebé y yo" en mano y leyendo tan entretenida las bondades de los masajes perineales. No es que me interesen a mi mucho los masajes perineales, pero cualquier cosa para mantener mi cerebro ocupado con tal de no pensar en el momento “despatarre” que se me venía encima.

A mi ladito, mi whatsApp echando humo, 127 mensajes para decidir en el grupo de amigas en que restaurante cenábamos ese sábado. !Que petardas¡, pensé (desde el cariño, ¿eh?). Con lo fácil que sería fijar un sitio y una hora y tirando…. Y otros 23 mensajes, de grupo de mamis del cole que estaban enfrascadas en una discusión sobre no sé qué problema con los disfraces de la función de fin de curso. Si os sois sincera, en algunos de estos grupos, desconecto por completo y voy directa a los mejores momentos para después retrasmitírselos a mi marido… Y también pensé…¿la gente no tiene otra cosa que hacer que está discutiendo sobre en color o el largo de una falda?. Y así, como a ráfagas, me venían pensamientos al mismo tiempo de que sería lo que me encontraría en esa revisión rutinaria del ginecólogo, pero que tan nerviosa me pone… Y en lo feos y ortopédicos que eran los zapatos que llevaba la señora que tenía en frente. Pero, ¿la gente donde se compra la ropa? Yo no veo esas cosas tan feas en las tiendas…Y todo esto, así a la vez, mi cerebro lo iba vomitando sin piedad….en cuestión de nano segundos generando, juicios, opiniones, valoraciones, anticipaciones…. Y yo tan pichi, con el “Mi bebé y yo” en la mano leyendo como si no hubiera un mañana.
Pero entonces caí en la cuenta…, ¡ Ostras, esto que me está ocurriendo, es lo que me explicaron la semana pasada en mi clase de coaching sobre la columna izquierda ¡Pues sí, señoras y señores, resulta que tenemos una columna izquierda. La columna izquierda, es como el más allá, nadie la ha visto pero sabemos que está ahí. Yo a la mía la he bautizado con el nombre de Chucky. El método de la columna izquierda, se utiliza en coaching para rastrear los modelos mentales que operan en cada persona. El hecho de que pensemos con mayor rapidez con la que hablamos determina lo que vamos a decir. Ya lo decía un dicho popular: “Trágate sapos y vomitarás culebras”. Si tomamos conciencia de que la columna izquierda está ahí, hace que creemos un espacio mental para dejar almacenada toda esa morralla interpretativa que tanto daño nos hace.
Cuando me contaron esto pensé: Madreeeee, otra cosa más, si no tenía suficiente con tomar conciencia del tipo de observador que soy, de intentar ver la realidad desde diferentes puntos de vista, de tener en la cabeza el calendario de vacunación de mis hijos, de controlar cada cuanto me tengo que dar las mechas, de comer 5 raciones de frutas y/o verduras diarias, de estar pendiente de cuando me toca la ITV, de cuando era mi próxima cita para la manicura, de no olvidarme del cumpleaños de mi cuñada, de tener siempre la fruta que le gusta a mi hijo… ahora también me toca mantener a raya a mi columna izquierda. Y con lo dada que soy a apuntarme absolutamente todo en notas, creo que este problema ya no lo soluciona ni toda la producción mundial de pos-it. Pero al rato me dije: nena, tranquila, que esto va a ser como lo de conducir. Al principio poner un intermitente te parece un mundo, pero como el tiempo, todos los aprendizajes se automatizan y se convierten en rutina. Esto no es nada nuevo, ya afirmaba Ramón y Cajal allá por el año 1936 la tremenda neuroplasticidad que tiene nuestro cerebro y, que si entrenamos conductas o cambios de actitud, estas se terminan automatizando. ¡Que buena noticia!, ¿verdad?.
El tema es que la columna izquierda no es una elección, ocurre con independencia de la voluntad de la persona. No podemos elegir no tenerla. Todos la tenemos aunque algunos con mayor grado de actividad y toxicidad que otros. Lo que nos enseña el coaching es a procesar esos juicios que emite nuestra columna izquierda. En concreto nos enseña a depurar aquellos juicios tóxicos que emitimos. Como decíamos antes, transformamos nuestras opiniones en hechos y actuamos en consecuencia. El primer paso que debemos dar para aplicar un détox a nuestra columna izquierda, es hacer las opiniones nuestras. Por ejemplo, si tenemos un equipo de trabajo a nuestro cargo y han realizado alguna tarea que no nos ha gustado, el proceso sería el siguiente: Juicio sin depurar: “Menuda porquería de trabajo habéis realizado”. Primer détox: “Mi opinión es que el trabajo no es todo lo bueno de debería”. El segundo paso es introducir nuestra emocionalidad en el hecho acaecido para que el otro sepa cómo nos hemos sentido y algo de feedback positivo. Segundo détox: “ Estoy enfadado y defraudado porque sé que sois capaces de hacerlo mucho mejor”. Y a partir de ahí, podríamos ir aplicándole détox a la conversación hasta que se convirtiera en productiva para ambas partes. En definitiva, mantener a raya a nuestra columna izquierda es intentar cortar ese diálogo interno que nos genera y pasarlo a externo utilizándolo de la manera más productiva e hiriente posible. Por eso, esta semana, os animo, primero a tomar conciencia de nuestra columna izquierda (todos llevamos un Chucky dentro) y segundo a ir aplicándola fases de desintoxicación para ir poco a poco haciendo nuestra vida emocional mucho más sana. Espero vuestros comentarios y experiencias.
¡Buen fin de semana détox!
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