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Detox Emocional. Las Neuronas Espejo

  • Conchi Soler
  • 16 sept 2016
  • 3 Min. de lectura

El otro día estaba sentada en el suelo observando cómo jugaban mis hijos. El mayor tiene 5 años y la pequeña un año y medio. Básicamente sus juegos se basan en que la pequeña imita todo lo que hace su hermano cual monito de repetición y el hermano se parte de risa al verse reflejado. Y así se pueden pasar las horas…


Obsérvales jugar así, me hizo acordarme de que en el desarrollo conductual del ser humano, al igual que hay una parte del aprendizaje que se produce por imitación, existe una imitación en el desarrollo de la emocionalidad y de la empatía. Tanto de la imitación conductual como de la emocional se encargan un grupo de neuronas que son las llamadas neuronas espejo. Gracias a ellas, se puede imitar a los demás y aprender habilidades solo por el hecho de contemplar a alguien. Y también gracias a ellas, el ser humano tiene empatía y es capaz de sentir las emociones de los demás como propias y así actuar en consecuencia.


Las neuronas espejo son las que hacen llorar a los niños pequeños cuando ven a otros niños llorar, las que nos hacen bostezar cuando otro bosteza y reír cuando alguien ríe. Y son las que nos contagian de las emociones de los demás. Seguro que muchos de vosotros estáis pensando en esa persona de vuestro entorno que es fría y calculadora y que no debía estar el día que se hizo el reparto de las neuronas espejo…Pues bien, a las neuronas espejo hay que activarlas. Es decir, la empatía y la emocionalidad hay que trabajarlas. Esto está muy relacionado con lo que hablábamos en un artículo anterior sobre el modelo del observador. Si trabajamos la empatía y hacemos un cambio de observador, intentado entender la forma de actuar del otro, activamos nuestras neuronas espejo. La empatía es el motor de la reciprocidad y del diálogo, del afecto y de la tolerancia. Y abre camino a la solidaridad, al compromiso y a la sensibilidad. ¿Os imagináis como podría cambiar el mundo si practicáramos el desarrollo de la empatía?Esa es la razón, por la que a los padres nos insisten en que eduquemos la emocionalidad. Y sobre todo que la practiquemos. Porque como os decía al principio, una parte del aprendizaje se produce por imitación.


Lo contrario a la empatía, se llama alexitimia. Lo opuesto a una persona empática es una persona egoísta que solo tiene en cuenta su bienestar y actúa según su propio interés. La falta de empatía también es la base de personalidades narcisistas. Y el extremo es la psicopatía. Del estudio de la personalidad de los grandes psicópatas de la historia se extrae como denominador común cuadros de falta de afecto tremendos.


¿Vais viendo como todo cuadra?Por eso, en el detox emocional de esta semana, os animo a que practiquéis la empatía (ojo, no confundir con la simpatía). ¿Cómo? Os pongo algunos ejemplos de comportamientos empáticos: Una persona empática responde al comportamiento del otro con aprecio, afecto, cariño y comprensión. Una persona empática se da cuenta de que su punto de vista no es el único en el mundo. Los demás tienen el suyo y es igualmente importante. Una persona empática es incapaz de hacer cosas que hieran los sentimientos de los demás o que les perjudique. Recordad que gracias a nuestras neuronas espejo, nuestros hijos aprenden de nosotros tanto a nivel conductual como emocional. Y por ello, es fundamental cuidar nuestra emocionalidad. Así que…¡todos a practicar la empatía! Si todos los hiciéramos, el mundo sería de otra manera.


¡Buen fin de semana detox!









 
 
 

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Creadora del blog comebebeama y entusiasta de la vida sana, comparto contigo en este blog consejos para llevar una vida más saludable fácilmente, además de recetas sanas, rápidas y sencillas.
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