Detox Emocional. Del revés
- Conchi Soler
- 23 oct 2016
- 2 Min. de lectura
Aún recuerdo cuando era pequeña, como había una niña de mi clase, a la que cualquier llamada de atención que le hacía el profesor le hacía llorar. E incluso ante cualquier comentario que se le hacía, por muy pequeño que fuera, se ponía roja como un tomate… Y con todo ello, era el hazmereir de la clase, como os podéis imaginar…
Aunque yo también era muy sensible, os juro que no estoy hablando de mí… Su fuera así, los que me conocen saben que lo diría.
El caso, es que las personas de mi generación (en general) hemos sido educados en un sistema donde se fomentaba reprimir cualquier signo de emoción. “Que no te vean llorar” o “Que no se note que estás triste”- son frases que seguramente todos nosotros hemos escuchado muchas veces desde que éramos pequeños. Incluso en los cuentos infantiles los valores que nos intentaban trasladar era la valentía y fortaleza de los príncipes para ellos y la belleza de las damas y princesas para nosotras. … En aquella época lo importante era la lógica y la razón. Pero de emociones, nada de nada.
Gracias a Dios (Ala, Buda, Mahoma, aquí que cada uno ponga a quien quiera), la actualidad se torna bien distinta y cada vez se da mayor importancia a la educación emocional en su más amplio espectro: en las organizaciones, en los colegios, en las universidades etc.
Los estudios recientes al respecto, nos dicen que sin emociones no se puede vivir. Sin emociones no hay toma de decisiones. Sin emoción tampoco hay aprendizaje. Esto tiene un claro reflejo en el reino animal. Si los animales no tuvieran miedo, no serían capaces de reaccionar ante potenciales depredadores. E incluso si nosotros no tuviéramos emociones, no podríamos sobrevivir.
Cuando reaccionamos emocionalmente ante un estímulo, nuestro cuerpo y nuestra mente se preparan. Así, la repugnancia nos impide comer alimentos en mal estado, por ejemplo.
Si el Capitan Spok de la serie Star Trek existiera, la selección natural lo habría eliminado…
Por otro lado, las emociones son universales y acompañan a todas las personas aunque no sepan reconocerlas. La reacción corporal y la expresión asociada a cada emoción es igual en un ser humano de aquí, que de la Conchinchina.
Podemos intentar dominar nuestras emociones, pero no serviría de nada. Aunque hay personas muy expertas, las emociones tienen un reflejo en la corporalidad que nos delata.
En este sentido se dice que la sonrisa que gastan los políticos es una sonrisa social, que es muy diferente a la sonrisa que se tiene y sale naturalmente cuando se está disfrutando.
Las emociones básicas, son, tal y como demuestra la película “Del revés” el miedo, la sorpresa, el asco, la ira, la alegría y la tristeza. Y para que se den unas, es necesario que se den las otras.

Por eso, en el detox emocional de esta semana os pido que no tengáis miedo a vuestras emociones ni a expresarlas. Que las escuchéis y escuchéis las de quienes os rodean. Que las dejéis fluir y que os las permitáis. Pero que os permitáis todas.
¡Buena de semana detox!
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