Ritual nº 12. Volver a las Cocinas
- Maite Calleja
- 8 nov 2016
- 5 Min. de lectura
Hace décadas, demasiados años ya, que la comida preparada, precocinada y envasada se introdujo en nuestras casas y en nuestro entorno con la intención de quedarse y claramente lo ha conseguido. Los estragos los estamos viendo cada día en el aumento de la obesidad, sobrepeso, diabetes y cardiopatías, incluso en niños.
La expansión de cadenas de comida rápida ha sido tremenda, colonizando cualquier espacio. Su estrategia de marketing es comida rápida, barata y además juegan con atraer al público infantil (mediante regalos, juguetes o espacios para jugar) que arrastran a los padres a este tipo de establecimiento. Os puedo asegurar que en la urbanización en la que vivo han abierto decenas de restaurantes que, por falta de clientes, han cerrado en estos últimos 15 años; sin embargo , ¿sabéis cuales son los que siempre tienen público y cola incluso los fines de semana o domingos por la noche?. Burger King y Telepizza.
No es solamente que estemos expuestos a esta comida basura o comida chatarra de las grandes cadenas de fastfood; en los supermercados, nos encontramos comida preparada en todas las secciones. Durante este tiempo nos hemos relajado, pensando que adquiríamos alimentos de calidad y que nos ahorraba tiempo en nuestras casas, además de creer que ahorrábamos dinero. La mayoría de estos productos los encontramos en la zona de productos frescos y refrigerados con una intención comercial clara de asimilarlos a los productos frescos cuando por supuesto, no lo son. Por otro lado tenemos la gran oferta de congelados precocinados que invaden nuestras cocinas. Nos hemos dejado embaucar por este tipo de alimentación descuidando nuestra salud.
Estas compañías de alimentación industrial en su intento de dignificar su comida, muestran opciones saludables, y hacen un lavado de imagen donde no lo hay, han comenzado campañas publicitarias en las que anuncian sus productos, helados, precocinados, snacks, etc. y, en letra pequeña, en la parte baja de la pantalla lanzan mensajes de la importancia de consumir verduras y frutas o de hacer ejercicio y llevar un estilo de vida saludable. Fijaros en algún anuncio de Nestle, por ejemplo, anuncian un helado lleno de azúcar, grasas trans, colorantes, aditivos, etc y debajo nos dicen que tomemos frutas. ¿Qué niño te va a pedir una fruta después de ese anuncio de helado que nos muestran tan apetecible?. Es todo un engaño y sinceramente una burla a los consumidores.
Os propongo un ejercicio, calculad una cena para 4 personas en casa, ensalada por ejemplo con pollo a la plancha eco y fruta de postre. El total rondaría los 9 €, (5 € la pechuga de pollo eco, 2 euros una ensalada de vegetales y pongamos otros 2 euros para un melón). ¿Cuánto nos costaría un Menu Big Mac o Big King, si calculamos en torno a 6,80 € por persona, serían 27,20 €, más del triple y comiendo autentica basura que nos enferma, ¿dónde está el ahorro?.

Siempre he dicho que mi madre es un poco McGyver, sabe aprovechar absolutamente todo en la cocina y es capaz de preparar, limpiar, trocear cualquier ingrediente. Esa forma de trabajar en la cocina se ha perdido y, en la mayoría de los hogares, ya no se cocina y se prefiere llamar a un servicio de comida rápida a domicilio, o bien tirar de cualquier precocinado del congelador en lugar de pasar unos momentos en la cocina y dedicar un poco de tiempo a algún plato sencillo y sano.
Recuerdo que de pequeña vivíamos literalmente en las cocinas, era el centro de la unidad familiar y se compartían muchos momentos del día en torno a desayunos, comidas y cenas. Eso también lo estamos perdiendo, vamos con prisas, comemos delante de la tele, no nos paramos a disfrutar de los alimentos ni de lo agradable que es comer acompañados, muchas veces engullimos, no comemos. Parémonos a tomar conciencia plena de los sabores, de los colores, de los olores y de todo el proceso que acompaña el ritual de la comida.
No cabe duda de que la forma de asegurarnos que estamos alimentándonos sin ningún tipo de aditivo o azúcar añadido es muy sencilla, consiste en volver a las cocinas y volver a cocinar en casa con ingredientes primarios, básicos, sin procesar. Os aseguro que con este ritual disfrutaremos además de momentos con los nuestros y realmente saborearemos mucho más esos platos que prepararemos con mimo y cuidado. Además, es un legado estupendo para dejar a nuestros hijos, enseñarles desde pequeños la variedad de los alimentos, que conozcan lo que es bueno para su cuerpo y que ya desde niños adquieran el hábito de cocinar.
Esta vuelta a la cocina precisa simplemente de un poco de planificación. Haremos la compra eligiendo los mejores productos y con una idea de los platos que vamos a cocinar durante la semana. Generalmente, hago la compra de productos frescos una vez por semana, planifico las comidas y en base a esa planificación elijo los ingredientes.
Vamos a elegir alimentos ecológicos sin pesticidas, carnes y/o aves alimentadas con pasto y granos y no con piensos y lo mismo con los pescados; pescados capturados en libertad y no de piscifactoría para evitar alimentos con hormonas, antibióticos o pesticidas. En nuestra cesta de la compra vamos a elegir siempre preferentemente productos de temporada, de esta forma disfrutaremos al máximo su sabor en la época que corresponde, cuando están en mayor plenitud, además de encontrarlos a mejor precio. Actualmente hay muchas posibilidades de entrega de frutas, verduras y carnes a domicilio eco. Según el área geográfica que os encontréis podéis contactar en internet. Además, está aumentado la oferta de tiendas eco e, incluso en grandes superficies, como Carrefour ya están ampliando la oferta de estos productos frescos ecológicos.
Este nuevo ritual que vamos a incorporar a nuestro nuevo estilo de vida saludable, se compone en realidad de tres rituales:
Abandonar la comida rápida, comida precocinada y comida procesada. Las grasa trans son grasas insaturadas que se forman en el procesado industrial de algunos alimentos conocido como hidrogenación, durante el cual cambian su configuración y pasan de ser grasas insaturadas a grasas saturadas, convirtiéndose en grasas sólidas. Se encuentran en alimentos fritos, snacks, productos horneados, bizcochos, bollos, galletas y comidas preparadas. También se encuentran carnes de animales rumiantes y en productos lácteos. Los ácidos grasos trans provocan en el organismo un efecto más negativo que la grasa saturada ya que aumenta los niveles del colesterol malo y triglicéridos y reduce el colesterol bueno en sangre, favoreciendo el riesgo de padecer enfermedades coronarias y del corazón. Sustituir las grasas saturadas por grasas insaturadas en la dieta contribuye a mantener niveles normales de colesterol.
Vuelta a las cocinas. Para alimentarnos con las mejores versiones de los alimentos, consiguiendo una alimentación natural, saludable, libre de aditivos, conservantes y azúcares añadidos.
Elegir alimentos ecológicos u orgánicos de temporada.
Felices sueños.
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